1. Nunca reforzar la conducta
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Ni un trozo, ni una caricia, ni una mirada cuando se acerca a la mesa. Para el perro, cualquier atención es premio.
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Aunque parezca un detalle sin importancia (“solo un poco de pan”), eso consolida el hábito.
2. Dale una alternativa clara
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Antes de sentaros a la mesa, indícale un sitio fijo: su cama, una manta o un rincón de la cocina.
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Puedes enseñarle el comando “a tu sitio” y reforzarlo con premios solo allí.
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Al principio, dale un kong, un mordedor relleno o algo que le entretenga mientras coméis.
3. Reforzar la calma
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Si se queda tumbado sin molestar, al terminar la comida puedes felicitarlo y darle su premio.
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Así aprende que lo que le da acceso a cosas buenas es esperar tranquilo, no pedir.
4. Manejo durante el proceso
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Si se levanta y se acerca, guíalo de nuevo a su sitio con calma, sin enfado.
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Sé coherente: todos en casa deben seguir la misma norma.
5. La clave: anticipación
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Ofrécele su comida antes o después de la vuestra, pero nunca al mismo tiempo. Eso evita que asocie la mesa con la expectativa de recibir algo.
👉 Con consistencia, en unas semanas notarás la diferencia.
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